Wearable: Podríamos buscar infinitas acepciones para definir este concepto, pero alboroto tecnológico sería, sin duda, la expresión más representativa porque los dispositivos más revolucionarios son ahora, los complementos de nuestro día a día. No son simples auriculares de moda o relojes digitales. Además de sus infinitas posibilidades, los wearables son la mayor innovación tecnológica desde el smartphone. El concepto exclusivo de “ordenador” dejó paso al smartphone, y ahora pasa de ser un dispositivo ajeno al usuario, a convertirse en un elemento que se incorpora e interactúa continuamente con él.
Llevar encima lo importante. Bajo esta premisa se articula la nueva era, y es que el bolsillo ya nos queda lejos cuando lo podemos tener en la muñeca, o incluso sobre nuestra propia piel. Sí, esto último no es una exageración. Hay wearables que no hay más remedio que llevar dondequiera que vayamos puesto que están quirúrgicamente adheridos a la piel. Tatuajes tecnológicos, vaya.
Estos aparatos electrónicos, que van de la mano de nuestro cuerpo y también de nuestro teléfono, han llegado para quedarse y avecinan un futuro de ciencia ficción con teléfonos implantados en nuestras orejas y control de salud o estado físico a través de sensores o wearables intracorporales como clave del futuro para la medicina.
Ahora llega la pregunta del millón: ¿Hasta dónde llega esto? Bien, la respuesta es 24/7. 24 horas al día, los 7 días de la semana. Ya no hay excusa para cuando no has contestado a una llamada porque no estabas pendiente del móvil o cuando no has leído ese correo del trabajo en el instante en el que ha llegado a tu bandeja de entrada, porque con estos gadgets siempre puedes. 24/7. Sin descanso.
Así es como se presenta esta arma de doble filo, dispuesta a revolucionar la tecnología y el día a día. Por un lado, hinchamos el pecho con orgullo cuando pensamos que un wearable, por ejemplo, permitirá a los diabéticos tener sus niveles de glucosa controlados. Por contraposición, dan escalofríos algunas de las predicciones de Forbes y pensar en lo que se avecina, cuando la privacidad y la desconexión estarán borrosas. Sin duda, está en nuestras manos poner la tecnología como punto a favor y no quedarnos de brazos cruzados diciendo: muchas gracias por jugar, siguiente por favor. Cada paso es una zancada de gigante y se hace imprescindible conocer cada punto de esta revolución para apuntarnos el tanto y considerar el potencial y los beneficios que los wearables pueden aportar.