Disfraces, – o tipo como lo llaman en Cádiz-, máscaras, serpentina, purpurina, maquillaje, coros, cuartetos, chirigotas, comparsas, murgas… Nadie duda de que, al utilizar estos términos, hablamos de Carnaval. Pero si nos quedamos con esta imagen, sólo tendríamos un retrato frívolo y superficial de todo lo que encierra esta festividad. Habría que sumar folclore, arte, cultura, filosofía, literatura y mucho más. Por ejemplo, ¿comunicación?
¿Quién no ha tenido ganas de ir a Cádiz tras escuchar una copla de Carnaval? Sin haber puesto un pie en la ciudad, se puede tener una idea aproximada de todos los rincones gaditanos, a través de estas coplas, que transmiten la belleza de la ‘Tacita de plata’ e incentivan las ganas de visitarla. ¿No es esto un ejemplo de campaña de comunicación? Diferente, sin duda, a las que solemos tener en mente, pues se trata de mensajes a ritmo de pasodoble o tango, con años de historia, como la conocida copla ‘Caleta’, convertida casi en un himno.
La situación política, económica y social que leemos a diario en los periódicos, vemos en la televisión o escuchamos en la radio constituyen el argumento principal de cuplés, pasodobles o tangos que escuchamos en el Carnaval. Nadie se libra de ser protagonista de estas coplas: celebrities, políticos, banqueros, deportistas o hasta el mismo rey. Menciones subjetivas, críticas, humorísticas que reflejan la opinión de buena parte de la sociedad sobre los acontecimientos de nuestro día a día. ¿No son estas coplas una genial tribuna de opinión o una crónica de actualidad similar a la que publican a diario en cualquier periódico?
Las coplas de Carnaval las podríamos también calificar como un periodismo atemporal, que ofrece un recorrido por todas las noticias acontecidas en el último año. En lugar de en diciembre, como hacen muchos medios de comunicación, el Carnaval lo ‘publica’ febrero.
Los géneros informativos y de opinión que aprendimos en nuestro paso por la facultad de comunicación, los vemos, también, año tras año, en las tablas de cualquier teatro de nuestro país que acoge grupos de Carnaval. Cambian las formas y la metodología de estos géneros, pero no el fondo: informar, opinar y analizar. En definitiva, comunicar. Las piedras angulares del periodismo son la libertad de información y de opinión. A estas dos, podemos añadir el humor y tendríamos ¡el Carnaval!