El 14 de marzo de 2020 España declaró el Estado de Alarma debido al coronavirus y la mayoría de las empresas optaron por el teletrabajo como la mejor vía para proteger a sus empleados. Pocos días después entraba en vigor el Real Decreto Ley 8/2020 que instituyó el carácter preferente del trabajo en remoto hasta tres meses después de la finalización del estado de alarma. Todo esto en el plano laboral, en el personal se nos recuerda permanentemente la ya manida “distancia social”. Llevamos un año y medio dependiendo de la tecnología, tanto en el trabajo como fuera de él. Videollamadas, reuniones telemáticas, eventos virtuales, webinars, formación online…ordenadores, móviles y tabletas han sido nuestros compañeros inseparables de trabajo, pero ahora han llegado las ansiadas vacaciones y queremos (y debemos) desconectar, es imprescindible para ser productivos y eficientes el resto del año.
Durante estos meses de verano, los equipos deben organizarse para dar siempre el mejor servicio a los clientes y, a la vez, garantizar la necesaria desconexión de todos los compañeros. La confianza, la coordinación y la capacidad de delegar son claves en este aspecto.
Según la III Encuesta Adecco sobre Desconectar del Trabajo en Vacaciones, solo 6 de cada 10 encuestados en nuestro país aseguran que desconectan de sus funciones por completo, por lo que el 39,3% restante no lo consigue o, al menos, no todo lo que debería pues, dentro de este porcentaje, el 8,2% dice no desconectar en absoluto y el 31,1%, logra cierto nivel de desconexión, pero no el suficiente.
El teléfono y el correo electrónico son dos de los principales enemigos de la desconexión por lo que hay que saber gestionarlos de forma adecuada. Existe la nomofobia (acrónimo de no-mobile-phone phobia) o miedo a no tener acceso al teléfono móvil y el fomo (fear of missing out), depresión o ansiedad por no estar al tanto de lo que ocurre en las redes sociales. 6 de cada 10 trabajadores aseguran que consultan el correo electrónico de empresa cuando está de vacaciones. La mitad de ellos (52,4%) lo hace una o dos veces al día. Además, el 59,8% reconoce que atiende llamadas de trabajo aun estando de vacaciones.
En diciembre de 2018 entró en vigor la Ley Orgánica de Protección de Datos y Garantía de los Derechos Digitales, que reconoce la desconexión digital como una condición indispensable en las relaciones laborales. El derecho al descanso también está reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada y proclamada por la Asamblea General de la ONU en 1948. Las últimas reformas legislativas en materia laboral se centran en fortalecer y reforzar el derecho al descanso, como la implantación del registro de jornada.
Algunas pautas y recomendaciones para desconectar son: la organización y planificación de las tareas; informar a clientes, proveedores y compañeros; la coordinación con el equipo; disfrutar de un mínimo de dos semanas consecutivas de vacaciones; y la adecuada gestión del teléfono móvil y el correo electrónico.
Por su parte, las compañías deben contribuir a que sus empleados desconecten, favoreciendo un clima de coordinación en los departamentos y entre los equipos para la cobertura de imprevistos favoreciendo así el descanso de la persona que está fuera. También tratando de anticiparse a las necesidades del negocio o los clientes.
Los beneficios de desconectar son muy variados: dormir más, practicar deporte, comer más sano, y dedicar tiempo a la familia y amigos. Todo esto ayudará a reequilibrar cuerpo y mente. Además, alejarse de los problemas ayudará a pensar en ellos de manera diferente, a relativizarlos y/o a encontrar nuevas soluciones. Cargar pilas ayudará a que la vuelta al trabajo sea más eficiente y productiva, con nuevas sensaciones, ideas e ilusiones.