Javier Maroto. 28.300 seguidores en Twitter, 26.000 en Facebook y 4.500 en Instagram.
Por supuesto, también es Vicesecretario General de Acción Sectorial del Partido Popular y Diputado del Congreso de los Diputados por Álava, pero es sobre sus experiencias como hombre político que se mueve en el entorno digital sobre lo que nos ha venido a hablar a este nuestro séptimo Desayuno Trescom.
Maroto comprendió la importancia de saber utilizar las redes sociales para acercarse a los ciudadanos durante su época como alcalde de Vitoria-Gasteiz, cuando se reunió con representantes de su ciudad durante 100 días y acabó viendo una disonancia total entre lo que oía en las calles y leía en las redes; y lo que estos representantes de grupos de opinión le estaban transmitiendo. Por eso, decidió reunirse con gente que, a título personal, se inscribiera online, sin que sus asesores realizaran ningún tipo de filtro y creó la campaña “Cita con el alcalde”.
Esta forma de ver la política, de una forma tan directa, le ha llevado a darle verdadera importancia tanto a escuchar como a utilizar estas tecnologías de la comunicación como altavoz, sin ningún tipo de intermediario. El político alavés escribe todos los posts y le dedica suficiente tiempo para pensárselo dos veces, elegir bien el tema, no meter la pata, etc. aunque por una cuestión de “economía de tiempo”, no puede contestar de forma personal a los setecientos mensajes que recibe diariamente.
Durante el encuentro, Maroto ha lanzado varias ideas sobre esta ciencia no exacta que es el Social Media: él sí que bloquea usuarios que considera que han creado sus perfiles para insultar o distorsionar la realidad (los famosos trolls con el huevo como imagen de perfil); no compra seguidores, aunque sepa que el suyo también es un sector donde se estila esta práctica; sí que sigue a otros usuarios de los que haya visto contenido interesante o que simplemente se ha escrito DM con ellos y ya no deja de seguirlos. Respecto a Instagram, ha afirmado que es una red muy complicada para el mundo de la política, pero sabe que está en auge y no quiere desaprovechar esa oportunidad.
Y es que precisamente el político no duda de que la palabra que mejor define su relación con las redes sociales es “oportunidad”. Oportunidad de asomarse a las opiniones de la gente y poder inmiscuirse de forma inmediata, aunque sabiendo filtrar de quién viene, contrastando todas las informaciones y combinándolas siempre con el trato con la gente real.