¿Qué tienen en común Blablacar, Airbnb, Cabify, Parclick, Luraki, Lanoa, Sharing Academy, Compartoplato o PERCENTIL? Sólo son algunos ejemplos de las más de 400 plataformas electrónicas dedicadas en España a intercambiar productos y servicios en la Red. Un modelo de negocio que aglutina sectores tan dispares como transporte, alojamiento, educación, deporte o moda, por citar algunos.
El importante auge de las nuevas tecnologías unido al cambio de mentalidad y de valores sociales provocado por la crisis económica son dos de los principales factores que han elevado y cambiado el concepto de compartir. Según el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en 2014 el consumo colaborativo movió 26.000 millones de euros a nivel mundial y se calcula un potencial de 82.000 millones. En nuestro país, la firma de estudios de mercado Nielsen apunta que el 53% de los españoles estaría dispuesto a ser parte de una economía colaborativa.
Los casos de éxito de startups y empresas bajo el paraguas de la economía colaborativa se suceden. Uno de ellos PERCENTIL.com, líder europeo de compra-venta de ropa casi nueva para mujer y niños a un precio hasta un 85% más barato que su coste original.
Compartir siempre ha sido una constante, pero la era de Internet y la globalización han multiplicado las oportunidades y parece que los tradicionales modelos económicos tienen el reto de reinventarse. La noción de propiedad está cambiando y la sociedad aspira a buscar ingeniosas soluciones que den respuestas a situaciones como alimentos que se desperdician, utensilios que sólo usamos en contadas ocasiones, ropa que enseguida queda pequeña o coches que pasan más tiempo parados que en marcha. ¿Es la economía colaborativa la solución?
No todo es un camino de rosas en este nuevo modelo de consumo, las críticas también se suceden: competencia desleal, desestabilización de sectores, choque contra el statu quo económico, ¿colaboración o interés y negocio? El debate está servido.
Y, el ámbito de la comunicación corporativa, ¿cómo afecta la economía colaborativa a las empresas? Para aquellas que estén realmente asentadas en este modelo, debe formar parte de su storytelling e imagen de marca. Pero cuidado con caer en el error de crear discursos vacíos o que rozan lo comercial; o aún peor, ser vistos como una pura estrategia de marketing. El actual mercado global obliga a las marcas a tener más que nunca un valor diferencial y presentarse ante los consumidores como aliadas, por lo que la transparencia es una exigencia. Es el momento de conversar con los usuarios, escuchar sus necesidades y tomar nota.
Lo cierto es que la reinvención del consumo está llena de interrogantes. Y tú, ¿qué opinas? ¡Compártelo con nosotros!