En esta nueva realidad, una de las grandes potencias del país, como es la industria textil, que se ha visto afectada tanto en la venta directa como en la producción, ha tenido que pararse, tomarse un respiro y recapacitar sobre su trayectoria hasta ahora.
Y es que todos estamos intentando adaptarnos a la nueva normalidad lo mejor que podemos. Muchos miramos hacia el futuro con una actitud positiva, visualizamos una sociedad y un mundo mejores y tenemos la esperanza de que todas las cosas que están pasando estos días (este año) formen parte de algún tipo de plan cósmico que ayude a la raza humana a evolucionar hacia un futuro más solidario, más ecológico y en definitiva, mejor. Y es por todo esto por lo que tanto grandes empresas como firmas más pequeñas, están apostando por una nueva forma de comprender la moda; ya sea a través de un proceso de producción más sostenible, a través de unos canales de venta actualizados y enfocados a la calidad en lugar de la cantidad o bien mediante la implantación de novedosas ideas en sus estrategias de comunicación.
En 2015, el manifiesto Anti-Moda de Li Edelkört anunciaba la muerte del sistema tal y como lo conocíamos, afirmando que la concepción de la moda ya no era vanguardista y que el sistema estaba roto. No sabemos si es por esto por toda la energía cósmica que comentábamos, pero son muchas las firmas de moda y diseñadores españoles que han querido sumarse a esta iniciativa universal de mejora del planeta. ¿Cómo? Cada uno a su manera.
Algunas marcas se han decantado por empezar a ser más sostenibles en su producción. La firma de calzado Camper ha lanzado su primera colección de zapatos elaborados en piel de vacuno de cría ecológica, procedente de empresas certificadas por el Leather Working Group, organización que promueve prácticas respetuosas con el medio ambiente para asegurar la sostenibilidad en la industria de las pieles.
Del mismo modo, la firma unisex D the brand y el gigante del fast fashion Mango producían esta temporada bañadores y sandalias sostenibles, dejando atrás el uso de materiales contaminantes y apostando por procesos de fabricación con una menor huella de carbono.
Los diseñadores emergentes del panorama nacional se han sumado también al carro de la moda sostenible ideando nuevas formas de comprometerse con el planeta: Becomely, firma que ha seguido siempre una trayectoria sostenible en todos sus procesos de producción, creaba ahora una colección cápsula con tejidos sobrantes de anteriores colecciones. Por su parte, la marca de bolsos y accesorios Zubi hacía lo propio con una edición limitada de piezas elaboradas con telas estampadas que descansaban en su almacén de la calle Zurbano (incluso han sobrado metros para forrar unas divertidas agendas que auguran nuevos comienzos).
Otra firma de calzado patria que ha querido apostar por la sostenibilidad es Unisa, que muestra su compromiso con el medio ambiente a través de una línea de productos elaborada con EcoLino, un material textil resultado del reciclaje de botellas de plástico.
Dejando a un lado la parte sostenible de la moda, también la chispa de la solidaridad ha prendido en el fashion business. La firma de gafas Etnia Barcelona colabora con el proyecto ‘Opticians with you’ que tiene como objetivo proporcionar gafas graduadas a todos aquellos que han visto reducida su capacidad económica debido a la crisis de COVID19 y la diseñadora Carlota Barrera forma parte de la red solidaria de diseñadores EmergencyDesignersNetwork, que recauda fondos para la producción de materiales como batas y pantallas para hospitales y residencias.
Mar García, directora creativa y fundadora de Marlota, afirmaba en una entrevista para S Moda que menos es suficiente. Este ultimátum en forma de pandemia nos ha obligado a pulsar el botón de reseteo. Tenemos que aprender a hacerlo todo como si no supiésemos nada. Pensar y reflexionar para tener una conciencia colectiva e individual diferente, y dirigirnos a un consumo más responsable, donde producir y consumir no sea la única prioridad.
Son tiempos de cambio, eso está claro.