noviembre 2, 2016

Navidad, qué pronto vuelves

Escrito por Ana Vázquez

Da igual si tu cliente vende un producto o un servicio, tu obligación en hacerlo único.

Se oye por todas partes. En el súper, en las comidas con los amigos y, cómo no, en las conversaciones con tu madre. “¿Ya?”

Pues sí, ya. La Navidad llega cada vez antes a nuestras vidas y, obviamente, no porque esté cerca ese momento en el que tienes más cenas que días, más whatsaap que contactos en la agenda y más propósitos de año nuevo que vidas para llevarlos a cabo.

La realidad es más cruel. Aunque nos agobia hasta decirlo, lo cierto es que en las agencias de comunicación “ya vamos tarde” con la Navidad. Es decir, que si queremos que alguno de nuestros clientes tengan visibilidad en los especiales que todos los medios de comunicación publican en esas fechas en las que todos nos volvemos locos en busca del regalo perfecto, o hemos empezado ya, o mal vamos.

Huelga decir aquí, un blog sobre comunicación, que las campañas de las grandes marcas se diseñan, no en octubre, sino a años vista y con diferentes focos estacionales. Pero, ¿qué pasa con el resto? ¿Cómo convencer a alguien que no esté muy familiarizado con todo esto de que tiene que pensar en la Navidad cuando todavía el termómetro marca 35º?

No nos engañemos, recién llegados de las vacaciones de verano ni el mejor de los expertos en marketing y comunicación es capaz de olvidarse de la playa y el mojito y visualizar turrones, luces navideñas y villancicos. El ejercicio de traslación que hay que hacer es tan grande que, desgraciadamente, a veces se cae en el error tan garrafal (como común) de dejar pasar los días sin diseñar una mínima estrategia que evite que te plantes en Halloween con un susto de muerte, pero de los de verdad.

 

Diferénciate de tu competencia y piensa ya en marzo

 Una de las claves para que tu cliente quede satisfecho y se porte bien por Reyes  (leáse te pague por los servicios prestados) es hacerle destacar entre la multitud. Y no es fácil entre los miles de anuncios, catálogos, publirreportajes, bazares e informaciones varias relacionadas con la Navidad.

Ahí es donde entra en juego tu capacidad para CREAR. Nunca lo olvides, lo más importante es el CONTENIDO. Si no tienes nada interesante que contar, no tienes nada. Así que ponte las pilas y sé original. Contacta con los periodistas que vayan a hacer estos especiales de Navidad y sedúcelos con tu historia. Da igual si tu cliente vende un producto o un servicio, tu obligación en hacerlo único.

Sigamos adelante…

Pongamos que has sido creativo y previsor y llegas a la cena de Nochebuena sin despeinarte, con toda tu cartera de clientes en los monográficos de referencia y con sus productos bien posicionados. ¿Crees que ya has terminado? Error (y no estamos hablando de que te toca hacer el clipping anual).

La celebración de la Epifanía y la ilusión por los regalos te durará poco. Nada más regreses, comenzará un nuevo ciclo. El de los balances y cierres de ejercicios económicos. Es el momento de sacar provecho del curso de Excell que hiciste en la carrera y demostrar que, aunque seamos de letras, no despreciamos los números. De hecho, estás de enhorabuena si encima se te dan bien.

Los periodistas, por defecto profesional, solemos ser cotillas. Nos gusta saber cuánto ha ganado esta empresa, cuánto ha perdido aquella otra y si las cuentas le cuadran a esa que parece tan cool pero nadie sabe muy bien cómo tiene de limpias sus finanzas. Por eso, cuando llegue enero, empezarán a pedirte las cuentas de resultados y los cierres de ejercicio de tus clientes. A ser posible, en exclusiva.

Para que cuando llegue la primera petición no cunda el pánico, lo mejor, una vez más, es tener hechos los deberes y que encima de tu mesa estén ya las cifras de la compañía hasta diciembre (no importa si aún son provisionales). Lo importante es que sepas interpretarlas bien (si no, pregunta, no metas la pata) y, sobre todo, que no mientas.

Toda empresa tiene derecho a no hablar de lo que no quiere, pero si te preguntan, sé transparente. Di la verdad porque, de lo contrario, te cogerán en un renuncio tarde o temprano y, como decía mi abuela, “se pilla antes a un mentiroso que a un cojo”. Pues eso, empieza el año nuevo con el mejor de los propósitos: ser honesto.

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