enero 24, 2025

Primeras medidas de TRUMP: Hay que abrazar la incertidumbre Agustín Baeza

Escrito por Agustín Baeza

Como prometió en los días previos a su toma de posesión del pasado día 20 de enero, el nuevo presidente norteamericano Donald Trump ha firmado decenas de órdenes ejecutivas con el anunciado propósito de desmantelar una parte relevante de algunas políticas públicas de su predecesor. Y, de hecho, no ha dejado prácticamente sector sin intervenir: inmigración, política comercial, energía, Inteligencia Artificial, coches eléctricos, etc.

Aunque en teoría la mayoría son normas que afectarán exclusivamente a ciudadanos y empresas estadounidenses, es evidente que tendrán repercusiones en el conjunto de la economía internacional. Resulta difícil diagnosticar en estas primeras horas de la nueva “era” —más si se quiere hacerlo de manera acotada y exacta—, el impacto en las empresas españolas, pero sabiendo que muchos de ellos tendrán efectos de segundo y tercer orden habrá que esperar un tiempo para tener datos reales y certezas. Sin embargo ya podemos atisbar algunas de ellas:

    • Las empresas con mayor presencia internacional y, por supuesto, las que tienen intereses, sedes y actividad en territorio de Estados Unidos, deberían visualizar el impacto en términos de compliance, y anticiparse a las decisiones de negocio que van a tener que tomar y también a posibles litigios internacionales.

 

    • Uno de los aspectos más controvertidos de las nuevas políticas de Trump tiene que ver con el anuncio del incremento los aranceles comerciales a muchos bienes y servicios de empresas de otros países (a los productos de China un 60%, en la mayoría de los casos parece que el rango de aranceles estará situado entre el 10 y el 20%).

 

    • Ha sido significativo (y muy comentado) el momento de confusión en el que Trump, a preguntas de un periodista en relación al gasto que hacen los socios en la OTAN, se refiere a España como un país BRICS al que le correspondería un 100% de aranceles. Confiemos en que se trate de un mero equívoco. Un modelo en cualquier caso que se anuncia más duro para con aquellos países que el presidente Trump y su administración consideren que no están alineados con sus tesis libertarias y de protección de los intereses americanos.

 

Como se decía antes, habrá muchos efectos de primer y segundo orden:

  • ¿Qué va a ocurrir con los intereses de empresas turísticas españolas en países como Cuba?
  • ¿Qué impacto tendrá la retirada de la orden ejecutiva de Biden, para la evaluación de riesgos de productos y servicios impulsados a través de la inteligencia artificial?
  • ¿Qué estrategia deberán seguir los emprendedores españoles a la hora de decidir dónde constituyen o trasladan las sedes societarias de sus startups?

 

En una de sus frases célebres Trump dijo que “no se van a construir más molinos de vientos” y eso pone en peligro todas las estrategias de las grandes empresas españolas de energías renovables. Sector en el que somos uno de los países más punteros del mundo, con empresas que han invertido decenas de miles de millones en parques eólicos en territorio norteamericano.

Hay muchos otros sectores que se van a ver directamente afectados: farmacia, automóviles, industria química y productos agrícolas como el aceite o el vino. Según los datos del ICEX las exportaciones de bienes producidos en España a Estados Unidos superan ya los 22.000 millones de euros anuales, es decir, más del 1% de nuestro PIB.

Incluso en propuestas como la anunciada retirada de Estados Unidos del acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud, pueden acabar afectando a sectores enteros de nuestra economía. ¿Van a seguir el resto de países con el mismo grado de compromiso en la reducción de emisiones y en la potenciación de los sectores de energías renovables cuando la economía más fuerte de la tierra cambia radicalmente su estrategia al respecto?

Es muy plausible que, el modelo de descarbonización de las economías occidentales, con un fuerte un auge en la última década, sufra un cambio radical que obligue a empresas y sectores completos a reconsiderar sus planes de inversión y sus estrategias.

Es difícil conocer el alcance completo de toda esta marejada, puesto que las políticas de un gigante, como es el caso americano que pretenden reforzar sus sectores internos, pueden acabar generando auténticos tsunamis en el conjunto de los cadenas de suministros y de producción a nivel global. Incluso se prevén enormes conflictos en términos de fiscalidad y de acuerdos internacionales entre países y bloques comerciales.

Ante todo esto, es fácil atisbar que las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Europea, unidos por décadas de relaciones y acuerdos transatlánticos, van a incrementarse sustancialmente.

Se irán observando con el transcurrir de las semanas el alcance y efectos de todas las medidas anunciadas por el nuevo presidente de Estados Unidos, pero es indudable que el conjunto de los sectores va a verse afectado de una u otra forma.

Los líderes europeos de la UE ya han anunciado que hay que mantener la cabeza fría y que el modelo europeo de economía del bienestar es innegociable, pero también arrecian nuevos tiempos en relación con la actitud de algunos líderes de países miembros que van a aprovechar la cercanía a los postulados de Trump para realizar acuerdos por su cuenta.

Entramos en tiempos muy convulsos, donde la cuestión geoestratégica recupera su primacía en relación a los grandes movimientos económicos y empresariales. Es entonces cuando la gestión interna en las compañías de los asuntos públicos cobra su más pleno significado como palanca estratégica de cualquier organización. Y no sólo para trabajar en términos de compliance, legales y de regulación, sino para articular los nuevos rumbos de las estrategias de negocio.

Toca abrazar, más que nunca, la incertidumbre como compañera de camino. Y en tiempos de incertidumbre no lo dude: confíe o apueste por profesionales y equipos de asuntos públicos.

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