San Francisco, 2006. El mismo año que se celebra el 400 aniversario del nacimiento de Rembrandt, el 250 de Mozart y el 150 de Tesla, nace Twitter, un servicio de microblogging que ya ha hecho historia, aunque muchos se la auguren mucho más corta que la de tan célebres personajes.
La red social del pajarito azul cumple este mes de marzo 10 años de vida y no lo hace en su mejor momento. A pesar de sus 320 millones de usuarios medios al mes, y los 100 tuits que se publican cada segundo en todo el mundo, Twitter ha visto cómo se ralentiza su ritmo de crecimiento y los expertos ponen en duda su modelo de negocio. No en vano, desde su debut en Bolsa, hace tres años, la acción ha pasado de valer 26 euros a 17 por su falta de capacidad para aumentar el número de seguidores.
Para paliarlo no sólo ha vuelto uno de sus fundadores, Jack Dorsey, como hijo prodigio al estilo Steve Jobs (está por ver que consiga los espectaculares logros del fundador de Apple), sino que la red social de los 140 caracteres no para de introducir cambios e innovaciones para eludir la absorción, una posibilidad sobre la que se rumorea desde hace tiempo.
Algunos de estos cambios no parecen gustar a sus usuarios, como la medida de aumentar el límite del número de caracteres para tuitear. Escribir sobre cualquier cosa en 140 caracteres, a no ser que adjuntes una foto o un link, no sólo forma parte del ADN de la firma sino que ha convertido el sintetizar en todo un arte. Pero hay novedades que pueden hacer que Twitter logre superar este bache con éxito. Además de la inclusión del botón de GIF (Aleluya!!!), Twitter es el propietario de Periscope, una herramienta de transmisión de vídeo por streaming, que se describe como lo más parecido a la vida en tiempo real y que en menos de un año de vida está revolucionando a las celebrities de todo el mundo. Sólo hace falta ver lo que se ha montado con Piqué para demostrar todo su potencial.
Por todo eso sólo puedo felicitar a Twitter, declararme fan y desearle…